Buscar el desarrollo a través del crédito hacia las Pymes

Las pequeñas y medianas empresas (Pymes) se caracterizan por su contribución a la generación de empleo; comparaciones internacionales exponen que en países desarrollados las Pymes representan el 99.3% de las empresas, generan el 46.3% del PBI, pero contribuyen a emplear el 65.6% de la fuerza laboral. Esta cifra muestra que una unidad de capital (o inversión) genera mas empleo cuando es efectuada en este tipo de empresas.

Por otro lado, la agilidad de dichas empresas ayuda a aprovechar oportunidades de negocios para lo cual se debe ser mas eficiente y productivo, cometido en el que la escala de producción es un factor fundamental que permite absorber los costos fijos derivados de las inversiones en capital (dado que el tamaño del mercado doméstico no es significativo). El financiamiento de dichas inversiones, salvo que la empresa disponga de fondos propios, nos conduce a la cuestión del crédito.

Sir John Hicks, reconocido economista del siglo pasado, sostenía que la revolución industrial en Gran Bretaña no podría haberse llevado a cabo si no hubiese habido previo una revolución financiera que diese lugar un mercado de capitales susceptible de agrupar ahorros y canalizarlos hacia las inversiones. La evidencia argentina en pequeñas y medianas empresas nos muestra que se financian principalmente con reinversión de sus propias utilidades y con crédito de proveedores*, evidencia toda consistente con mercados de capitales poco desarrollados , lo que evidentemente dificulta lograr escalas de producción interesantes.

Esta situación no es eficiente para la economía por los siguientes motivos. En primer lugar, la inversión agregada en este tipo de empresas se infiere menor a la óptima, por efectos de las restricciones al financiamiento, lo que limita la capacidad de expansión y la obtención de escalas optimas y en definitiva el desarrollo a través de mercados externos.

En segundo lugar, gran parte de estas empresas poseen su capital concentrado en la propiedad de una familia, lo cual provoca un fenómeno de falta de diversificación de ahorros, ya que la fortuna de estas familias esta atada a la buena o mala situación de la firma.

En tercer lugar, no brinda oportunidades de inversión al resto de la economía, que accedería a una mayor oferta de instrumentos de inversión para ahorristas particulares e institucionales, desarrollando el mercado interno de capitales, crucial para hacer la economía mas resistente a los shocks. Finalmente, no alienta las inversiones de riesgo en el financiamiento de nuevos emprendimientos, ya que no se existen vías de recupero del capital claras para los inversores.

Estos inconvenientes podrían resolverse paulatinamente con un mejor aprovechamiento de las PYMES de los mercados de capitales. Sin embargo, conforme cierta evidencia, la reticencia en PYMES a utilizar mercados de capitales y abrir el capital social a potenciales inversores surge en primer lugar de la exigencia de mayores requisitos de información, una aprehensión por parte de los empresarios a brindar información interna de la empresa, mayores costos administrativos y temor socios desconocidos, lo cual es perfectamente normal, sabiendo que entre aproximadamente 70% de las empresas poseen una estructura familiar, y que casi 50% de los familiares ocupan cargos directivos.

Se manifiesta también por el temor a la pérdida de capacidad de decisión o control, y también de una contabilidad no siempre en orden, que justifica el autofinanciamiento. Por otro lado, parte de sus actividades se pueden realizar de manera informal, tanto en los aspectos impositivos como de seguridad social siendo en estas condiciones difícil encontrar receptores adecuados de créditos, ya que los pasivos contingentes pueden ser representativos.

La reversión de este fenómeno requiere (entre otras cosas mas macro) una adecuación en los incentivos dados por las instituciones, que privilegie la apropiada gestión y exposición de ganancias como una oportunidad para seguir tomando crédito, y no una amenaza a su supervivencia por aspectos impositivos. Exige también que el Estado reformule su política impositiva, premiando con bajas tasas impositivas y de interés a quienes son transparentes en su información, por ejemplo que las moratorias fiscales dirigidas a la regularización de situaciones de impuestos atrasados tengan como complemento una utilización mas activa del mercado de capitales por parte de las firmas que adhieran, obligándolas a presentar información periódica.

También las deudas fiscales consolidadas podrían ser susceptibles de capitalización, y luego dicho capital abierto al mercado a través de una oferta de acciones. La cotización pública de instrumentos de financiamiento representa un elemento muy poderoso de control, ya que las firmas deben acompañar estados contables y financieros sobre la marcha de sus actividades, que permite que todo el universo inversor las examine; facilita la tarea de recaudación fiscal futura, ya que la evasión se hace mas compleja cuando las firmas están expuestas al ojo público.

En el desarrollo económico y en el empleo es fundamental para competir la escala, para la misma son necesarias las inversiones, que deben ser financiadas; el mercado de capitales debe cumplir esa función sobretodo en una economía que necesita financiar su crecimiento con ahorro interno.


* Estudios encuentran que el financiamiento en países desarrollados de empresas no financieras descansa 18.9% en instrumentos de deuda, 9.9% en emisión de acciones, y 71.1% en reinversión de ganancias; mientras que en Argentina el 79% del financiamiento proviene de la reinversión de ganancias, mientras que solo 6.9% surge del crédito de bancos. La evidencia es similar en otros estudios. De una encuesta efectuada por FIEL, el 70% de los encuestados contestan que la reinversión de utilidades es su principal fuente de financiamiento, el aporte de los propios socios representa 12,5% en casos PYMES y 7,3% de grandes empresas. Asimismo un relevamiento reciente efectuado por la Cámara Argentina de Comercio revela que el 45% de los comerciantes no tiene relación con los bancos, mientras que del resto el 35% mantiene solamente una relación transaccional; asimismo expone que para el 69% del sector la principal fuente de financiamiento es la reinversión de utilidades, mientras que para un 30% los proveedores representan una fuente relevante de financiamiento. Mas aún, un relevamiento de la Unión Industrial Argentina durante 2003 muestra que en la estructura de financiamiento de las empresa relevadas el capital propio (inicial mas reinversión de utilidades) representaba a 2001 el 59.5% del financiamiento total (respecto de un 55.6% en 1994), mientras que otras Deudas (que incluye a Proveedores) representaba en 2001 un 33.4% del financiamiento total (contra un 27.1% en 1994), siendo que finalmente un 7.1% esta financiado con bancos (contra un 17.3% en 1994). Estas cifras son consistentes con las que surgen de relevamientos del Instituto Argentino de Mercado de Capitales (1999), y con la encuesta mas recientemente realizada por el Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas expone que mas del 60% de las empresas utilizan fondos propios.



Por José Pablo Dapena.