Reglas de juego claras
En contraste con la situación económica y política, el 2002 fue altamente favorable para nuestro país a nivel deportivo internacional.

En el deporte argentino hay reglas claras; en los ámbitos político y económico, no. Allí abundan los ejemplos de senadores que intentan ser gobernadores sin cumplir reglas de residencia; de sucesivas expropiaciones; de leyes que se ponen y se sacan como la de "intangibilidad de depósitos" o la de "responsabilidad fiscal"; de una Justicia parcial e impuestos válidos para unos, pero no para otros.

Como si se jugase una suerte de partido de fútbol donde se alargan los tiempos, se agranda la cancha, luego se achica, luego el gol vale dos, luego se le saca a un equipo el arquero y al otro no, se mueven los arcos y así sucesivamente, todo dependiendo del comité o interés de turno.

¿Quién en su sano juicio practicaría fútbol con estas reglas?

La famosa prima de riesgo encuentra su origen en estas causas y no por tener el peso o el dólar como moneda.

Nuestros representantes y dirigentes políticos podrían utilizar las enseñanzas del deporte y establecer reglas de juego claras y duraderas, y no sujetas al oportunismo político, a la corrupción sistemática o al personalismo. Cuando nos sacan de un ámbito viciado de corrupción, ineficiencia y oportunismo, el talento puede desplegarse al máximo.

El capitalismo (y cualquier sistema económico y político) requiere como premisa básica para asegurar el desarrollo económico la existencia de reglas estables y una justicia apropiada para aplicarlas.

Existe potencial de desarrollo en nuestra economía para asombrar en el exterior, como lo hemos estado haciendo en el deporte. Existe mucha gente de trabajo (más de la que algunos políticos y dirigentes creen), que valora el esfuerzo y el sacrificio como herramientas para el éxito, que no está sujeta al nombramiento de turno, que quiere reglas de juego claras, premios y castigos, derechos y obligaciones.

Nuestro país no puede jugar "amateur" en un concierto internacional de países "profesionales", y para ello debe acostumbrarse a que las reglas de juego están para ser respetadas, y no cambiadas. El deporte lo demuestra.

* Profesor de economía y finanzas UCEMA